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11/07/2012

La funda plástica voladora


Hoy era un día normal de trabajo, usando los términos ya establecidos para cada situación. Pero ocurrió algo que nunca me había pasado.

Mientras controlaba, tenía un JS32 aproximando para aterrizar por la pista 19, estaba en una básica izquierda de unas 6 millas náuticas (unos 11 kilómetros). Cuando lo autorizo para aterrizar noto una funda plástica negra (una funda de basura) volando por los aires a la altura de la torre de control, o sea a unos 11 pisos, que de seguir desplazándose hacia el oeste, se interpondría con la aeronave.

Miro la funda, miro el avión, miro la funda, miro el avión, miro la funda y miro el avión... le pregunto a mis compañeros: ¿cómo se lo digo?.  Sin perder más tiempo le informo a la aeronave y se planta esta conversación:

Yo: HI816 precaución, tiene... una funda plástica, sí, una funda plástica negra volando de este a oeste a la altura de la torre por el norte, de seguir su trayectoria podrían encontrarse con ella cuando se establezca en final a la pista 19.

Piloto: Torre... eh, recibido.... ¿Pero la funda está próxima a final a la pista 19?

Yo: Afirmativo, prácticamente a la altura de la torre.

Piloto: Torre, y esa funda.... ¿va a aterrizar o va a hacer toque y despegue?

Yo: ______________ (un gran silencio)

PilotoTorre, ¿y a esa funda como la dejó  pasar el CESAC? 

Yo: ______________ (otro gran silencio)

Ciertamente nos reímos... Imagínense, eso no se ve todos los días.

Ya en tierra, mientras regresaba por la pista, el piloto dice: Gracias, por la información torre (ahí mismo se escucha al copiloto decir: "Diablo si, mírala allá").  En la torre fue una sola carcajada! Ya la funda voladora estaba a una altura que pudimos apreciar era mayor de 1,000 pies (300 metros) y seguía subiendo.

Honestamente, en todo mi tiempo controlando nunca había dado información de una funda voladora.  ¡Las cosas que uno lee, oye y ve en una torre!

12/05/2012

Un gusano en la pista

Hace pocos días, antes de realizar el relevo e iniciar mi turnoen la Torre de Control del aeropuerto El Higüero, este había suspendido momentáneamente sus operaciones. ¿El motivo? ¡Un gusano! Sé que parece un chiste, pero no lo es, pues en la aviación nada se toma a broma ni se le resta importancia. 

Mientras un piloto se desplazaba sobre la pista observa algo a orillas de la misma, lo que reporta como un objeto largo, posiblemente un destornillador u otra herramienta. La torre transmite la información a operaciones y a vigilancia aeroportuaria. Se detienen las operaciones pues un objeto podría ser absorbido por una turbina o puede ser impactado por un neumático, poncharlo o incluso rebotar y averiar el fuselaje. *(Recuerden el accidente del Concorde)*

Pasan los minutos y aviones en tierra esperando a que aparezca el "objeto", y aviones en el aire aproximándose. Buscan por aquí, buscan por allá, hasta el mismo piloto que lo vio  se unió a la búsqueda hasta que por fin dieron con el objeto largo... Un gusano ¡pero un penco gusano! Poco más de 10 minutos después todo vuelve a la normalidad en el aeropuerto, aunque no me imagino el tremendo mariposón  que hubiese salido de ese gusanón.

A la siguiente frase,  solo le verán el lado chistoso los controladores aéreos dominicanos:

Caution, due worm in the pist.

01/02/2010

Después de Haití... ¿qué?

Luego de despertar de aquel letargo de 2 años, en los que había ocultado totalmente mi deseo por escribir, dormí mi pasión por la fotografía y dejé de escuchar el llamado de la música... Nada movía mi renacer por la escritura, hasta que ocurrió el terremoto en Haití.

Ante la magnitud del desastre, el IDAC buscó personal para reforzar el servicio en el aeropuerto Internacional Dr. Joaquín Balaguer, fui seleccionado para eso. La terminal que fue prácticamente la base de operaciones de la ONU, de las autoridades de aviación y las de rescate.

¡Tremendo cambio para mí! Saliendo del aeropuerto Prof. Juan Bosch, El Catey, donde hay tan poca actividad que se podía pescar a orillas de la pista. Ahora no era así, en Higuero era "coco y piña", era pura candela. Mi primer día de trabajo allá fue tan intenso que puedo compararlo como equivalente a seis (6) meses de trabajo en mi antiguo aeropuerto. Entré a las 7:30 a. m. y salí a las 7:30 p. m..

Antes yo había trabajado en la torre de Punta Cana, había controlado muchos aviones, pero no había visto tantas operaciones juntas. ¡Aviones por un lado, helicópteros por otro! Hasta parecía un pedacito de la película "2012". Era tanto el trabajo que debíamos laborar 5 controladores por turno, cuando lo normal es de 2 por turno.

Gracias al trabajo en equipo y a la unión de las autoridades involucradas logramos la mágica cantidad de 494 vuelos de aviones y 392 vuelos de helicópteros en ida y vuelta hacia Haití. ¡Todo eso sin ningún incidente! Me llena de orgullo haber sido parte de eso, de poner mi mano junto a buenos controladores aéreos y tremendos pilotos (nuestros pilotos, que nunca los mencionan, fajados de sol a sol) y de poder ayudar dentro de mis posibilidades, a los vecinos del pueblo haitiano. A pesar de ser uno de los pocos que nos ofrecimos (y que no fuimos tomados en cuenta) para laborar en el aeropuerto Toussanit Louverture, siento que cumplí con mi deber.

Varios días después del terremoto, en un turno de trabajo, aproveché unos minutos con pocos aviones y bajé al piso de la cocina a comer algo (pues normalmente es tanto el trabajo que no da tiempo bajar para eso). Mientras lo hacía, la señora que cocina para nosotros puso las noticias en TV y... con solo ver las imágenes de casas destruidas, niñas heridas perdidas, solas y abandonadas, mi corazón se estrujó unos momentos.

Veía los videos y pensaba en mi hija Laura, en mi hija Ely, en mi hija Flor, en mi esposa y en mi madre... Inconscientemente me preguntaba ¿qué haría yo en un caso así? Pasó el reportaje, me paré y subí de nuevo torre a seguir con mi labor pero, rato después me di cuenta que olvidé comer... Hasta el hambre se me había quitado. Con más ánimo que el primer día, subí a mi torre a cooperar en lo que sea necesario.

Desde aquel 12 de enero, he dado lo mejor de mi trabajo cada día. Semanas de mucha presión, de estrés, de corre-corre, y toda palabra que implique ajetreo laboral. Cualquier avioncito llevaba un embajador, o un cónsul, o cualquier alto funcionario de un país... Nada salió mal, todo fue lo "menos desordenado" posible. Cada imagen sigue en mi mente, y seguirá por mucho tiempo.


Después de ver los tremendos rescates, los héroes anónimos, la tremenda cooperación entre países casi enemigos, me digo a mi mismo: ¿Tenía que pasar algo así para ver esa unión? Sin importar la respuesta, veo las insinuaciones de otras naciones que apoyan y promueven una posible fusión de República Dominicana con Haití... ¿A esta hora? Todavía hay personas que se atreven a decir que somos racistas.

No veo necesidad de colocar ninguna imagen en esta entrada de mi blog, el mundo ha visto más de lo necesario. Ni yo mismo quisiera ver más, pues mis peores temores salen a flote al pensar en que algo le pueda pasar a las mujeres de mi vida. Ya salvaron a los que pudieron, alimentaron a los que pudieron. ¿y ahora qué? Con el dinero que han recaudado, la ayuda que ha llegado, los esfuerzos destinados a socorrer al sufrido país, creo que República Dominicana casi paga la deuda externa.

Ahora miles huyen hacia nuestro país, cientos nadan hacia Cuba, Jamaica o EE. UU., otros arrancan para donde sea, con tal de olvidar tal tragedia, que no deja otra cosa que desolación en un país, que apenas era país. Cientos de miles de hombres y mujeres echados a su suerte, dispuestos a dejar ese país, dejárselo a los extranjeros, dejárselo a quien sea, pero huir de ahí, de Haití. No hay trabajon ni comida, ni salud. ¿Qué opciones tienen? Lo más cerca que tienen es cruzar la frontera. Algo me dice que por más que los ayudemos, siempre seremos los malos.

27/03/2007

Sábado en Punta Cana sin APP


Los que me conocen, saben que prefiero hacer turnos nocturnos, pero mi jefe dijo necesitarme para una secuencia todo el día  del sábado 24, domingo 25 y lunes 26 de febrero, (y anque eran mis días libres) no iba a negarme. ¡Pero, qué maldito turno!

Karilyn (que tenía menos experiencia) y yo llegamos antes de las 11:00 a. m., casi a la vez con los 3 de Aproximación, Cristian, Julio y otro más. Relevamos a Alexis y Jorge, quienes tenían un "tro" de aviones. Para sorpresa, los tres APP se quedaron con nosotros en la TWR pues la llave de APP no apareció. Resulta que por error, uno de los de APP salientes la tenía en su bolsillo, olvidó entregarla y se la llevó para Santo Domingo. Imagínense un sábado "encendido" en PNA, pero sin APP porque los aproximadores no pudieron entrar a su área de trabajo.

Algo que puso más intenso el turno es que el radar de CDO había fallado y se aplicaba control de afluencia. Eso ocasionó demoras a "titiri mundati", tanto en tierra como en vuelo. Algunos aviones hasta apagaban motores después de más de 45 minutos de espera, o abrían ventanillas. Algunas regresaban a rampa para reabastecer combustible. A esto le sumamos también la ya conocida falta de coordinación y planificación del personal de operaciones y rampa. También el sistema automático de tirillas fallaba a cada rato. Sin contar la gran cantidad de helicópteros sobrevolando la línea de costa. A más de las 3:00 p. m., estoy muerto del hambre y solo me dieron unos 10 minutos para tragarme la comida.

Yo iba preparado mentalmente para un sábado de mucho trabajo, ¡pero no tanto! Ese día estaban varias condiciones necesarias para un desastre, pero nada malo pasó gracias al trabajo en equipo en PNA. Tuvimos suerte de que los aproximadores llegaron con nosotros daban apoyo (sin dar APP) coordinando con el ACC, también hubo buena labor de algunos coordinadores en el ACC. Otros allá no lo hicieron a la altura que yo suponía que debían hacerlo, en algunas ocasiones perdimos un tiempo muy valioso, eso lo vi ese sábado. Entiendo que la magnitud de la situación de ese día no se podía pasar por alto, y sé que Punta Cana no es el único aeropuerto, pero díganme si había otro con más operaciones que nosotros ese sábado. ¡Y todo salió bien!

Cerca de las 4:00 p. m., mandan la famosa llave de APP en el HI510CA, pero ante tantas demoras, el piloto dijo por frecuencia: "Ey, yo traigo la llave de APP, déjenme llegar o me voy a La Romana". Eran tantos aviones que no pudimos hacer que llegara y se fue a LRN. Eso significó más tiempo sin servicio de APP. Habían aviones sin despegar, aviones sin aterrizar, y según me dicen, el propietario del aeropuerto estaba "echando peste" por la boca porque un avión que estaba en el vip no había despegado. ¡Gran vaina! (como si fuera el único).

Ya a las 6:00 p. m. llega la famosa llave, ¡por fin! Y a eso de las 6:30 p. m. somos relevados por los entrantes, a quienes les quedaban unas 20 operaciones más. Cuando bajamos de la TWR, le dije a Karilyn: "linda, nos ganamos una fría". Y eso hicimos, fuimos a la noche a la Bolera. No se cuántas neuronas quemé ese día, pero solo se que fue intenso y emocionante. El domingo y lunes algunos controladores de ese y otros aeropuertos nos llamaban preguntando que cómo nos hicimos ese sábado sin APP.

El lunes llegué a la capital, después de mucha lucha de guagua en guagua y carros públicos. Yo sentía una emoción con el "pechito parado". Yo siempre relajaba a los que hablaban de "la satisfacción del deber cumplido", pero esta fue una de las veces en que ciertamente la sentí. Adoro mi trabajo, aunque nadie me diga que lo hago bien. En el carro público, llegando a casa casi a las 10:00 p. m., me sentía super feliz. Me sentí orgulloso de mi trabajo, parece que me entrenaron bien. Desde que entré a casa le conté todo a mi bella esposa, quien me esperaba desde temprano. Aunque no me lo digan, sé que soy un buen controlador. Lo demostré otra vez.

Le doy las gracias a Karilyn, quien siendo relativamente nueva puso todo de su parte haciendo un excelente trabajo. Gracias a Cristian, a Julio y a los demás por apoyarnos en lo que pudieron. Gracias a los del ACC que se integraron a un trabajo en equipo que nos caracteriza (aunque pudieron hacerlo mejor), gracias a los pilotos que no se quejaron ante la situación (fueron pocos), aun siendo ellos los más afectados.

En definitiva, hicimos lo de siempre, protegimos vidas e intereses ajenos, y no nos dan ni las gracias, je je. ¡Y dicen que ganamos demasiado! No nos quejamos, pues para eso nos pagan. Este es nuestro trabajo, nuestro estilo de vida.

¿Yo no quería ser controlador? ¡Pues soy controlador!