23/03/2017

Eva

Nunca había escrito nada emocional sobre animales, pero eres la excepción. Como te define tu nombre; eres la primera.
Eva fue el nombre que elegí para tí desde que te vi. Tuve mis dudas porque quise envolverte en mi mundo musical, pero ningún otro nombre encajaba contigo. Era evidente que no te gusta como canto.
Quiero agradecerte por ejercitarme tanto, hacías que me pasara todo el día secando miao y recogiendo mierda. Aunque no puedo negar que aprendiste rápido a elegir tu baño fuera del cuarto. Me encantaba que me despertaras a las 7 de la "madrugada" para abrir la puerta y que salieras a hacer lo tuyo. ¡Eres la mejor!
Te agradezco por conectarte con mi madre, quien le teme a todos los perros. Pero desde que te conoció empezó a tomarte cariño y preocuparse por tí (eso es increíble). Eva, con algo más de dos meses de edad aprendiste algunas cosas; "ven, espera, ya, sube, no, pipí y vete a acostar", pero yo aprendí más de tí. Me enseñaste mucho y casi sin ladrar. Aprendí de nuevo a sentir cariño, a expresarlo y a sentirme acompañado.
Lo primero es que roncas cuando duermes, eso te hace la compañía ideal, no te inmutabas en lo más mínimo si escuchábamos Bunbury, Megadeth o Lamb of God. La pasabas bien conmigo y yo contigo. Tus tres lugares favoritos para dormir: sobre mis pies, a mi lado en el sillón verde y sobre la mesa de la computadora. ¡Me haces falta!
Quiero ser como tú y estar siempre de buen humor. Quiero (y casi necesito) recordar con una sonrisa el poco tiempo que pasaste en mi vida. Es tan raro el dolor que siento al ver tu esquina, tu alfombra y tu juguete favorito.  Me siento tan vacío como tu plato de comida. Nunca pensé que una cosita tan pequeña como tú llegaría a significar tanto para mí.
No llegaste a conocer algo de mí, pero detesto las sorpresas y las despedidas. Y tu despedida es la sorpresa más dolorosa que he tenido este año. Todavía no creo que justo hoy unas flores te arrancaron de mi lado. Quiero engañar mi mente y pensar que "te fuiste a acostar". ¡Vuelve, por favor!
Parece un disparate que "le esté escribiendo a una perra", pero esa perra eras tú, mi Eva. Una Bulldog Francés de tres meses con más valor que el precio que dijera su pedigree. Una perra que iba a ser parte de un negocio y terminó siendo parte de mi vida.

Eva, te quiero.