El 9 de Septiembre,
vino Sheila a RD la hija de Dominique para hacer unos encargos. Entre ellos, unos
agradecimientos personales a Dios en la Basílica de Higuey, y al personal del
Canal 11 en SD. ¡Me trajo una linda placa dándome gracias! Yo le ofrecí mi casa, mi vehículo y mi tiempo, pero un hermano
de Dominique, que vive en Haití me la puso difícil. El quería hacer las cosas a
su modo y cuando él quisiera, aun en contra de lo que ya se había acordado por
teléfono allá en Miami. Incluso decidir por encima de mí, hasta se auto-invitó
con otro hombre a dormir en mi casa. Así de sencillo, solo porque él lo
decidió.
Lamentablemente, no me
sentí cómodo con la situación y di marcha atrás al ofrecimiento de mi tiempo a
la hija de mi amiga Dominque. Me sentí tan mal, sentí rabia por la actitud del
hermano de Dominique, y sentí una gran vergüenza con Sheila, la hija de ella, y con la misma Dominique. Si semanas antes hay un acuerdo entre ellas dos y yo, ¿por que viene
el carajo este del hermano a complicar las cosas?
Todo empieza así:
Al buscar a Sheila al aeropuerto, allá encontramos al tío con un amigo,
también haitiano. Aunque el tío no habla español ni inglés, el amigo me aclara
que ellos dormirán en La Caleta, pero que el tío quiere saber dónde es que va a
dormir su sobrina (algo obvio). Gustosamente, los traigo a casa para que vean el lugar.
Hasta les brindo unas 6 cervezas, hablamos un rato (todos menos el tío), y
cuando ultimamos detalles de agenda, se revolotea el tío y empieza a cambiar
planes.
Se cogió
con que fuéramos a Higuey esa misma tarde, ya siendo las 5. También quería
que al día siguiente lo llevaran a la embajada de Haití a él. Además de que
cuando se puso oscuro dijo que (atento a él) iba a dormir en mi casa. Al
preguntarle (usando al otro haitiano de traductor) el motivo, dijo que no confiaba en nadie en Santo Domingo, en
ningún dominicano y que no dejaría a su sobrina con un desconocido. Eso me
prendió la sangre, por lo que hay otras cosas que no voy a escribir. Le pedí a Sheila que le tradujera que sus palabras me ofendían, ella lo hizo pero el siguió igual. Al ver que las cosas estaban tensas y viendo todas las llamadas a Miami para llegar a un acuerdo, le dije que la puerta estaba ahí, y que podía irse, lógicamente Sheila siguió a su tío y los tres se fueron de mi casa.
Siento una herida en
mi corazón pues tengo un sentimiento de culpa por no haber ayudado a mi amiga y
su hija tal y como habíamos acordado. Siento que la he defraudado, pues ya no me llama ni me escribe. Entiendo que ella se
siente decepcionada, pero imagino que ella no entiende cómo me siento yo. Todo por culpa del bruto de su hermano, creyéndose en héroe y salvador.
En esta semana creo que la operan en
Miami para reducir más su peso, le deseo con toda mi alma que salga bien de
eso, que vuelva a la vida saludable y que ojalá un día sea mi amiga de nuevo,
pues yo seguiré siendo su amigo.