05/11/2009

He vuelto



He vueto.

Pasaron muchas cosas negativas a nivel laboral, social y familiar. Por unos años me vi acorralado por la ansiedad, algo que evidentemente afectaba mi salud. Pero poco a poco fui soltando mientras me sujetaba a mis mujeres.

El estrés es una de las cosas más perjudiciales. La desinformación y el mal manejo que le di a las situaciones que no estaban en mis manos me saturaron, me llevaron a ser víctima del síndrome Burn Out. En muchísimas ocasiones me electrocutaba el estrés, estrés laboral. Solo siento un corrientazo virtual en mi mente y explotaba con quien tuviera cerca. No veía a quién, solo sacaba lo peor de mí como si un demonio quisiera salir de mi infierno.

No soy mala persona, pero mi mal manejo de estrés me alejo de mi familia y de mis amigos. Solo soy un mal "expresador" (esta me la acabo de inventar) de mis sentimientos, soy un mal "escuchador" (otra nuevecita) de consejos, opiniones y criticas de quienes se preocupaban por mí... Nadie le da mente, pero el estrés lleva a los infartos y a los derrames cerebrales.

Ahora he vuelto por mí y para mí. Gracias a la única persona (después de mi madre) que desde que está a mi lado ha demostrado que cree en mí, que cree en mis pasiones, en mis locuras. La única persona que me ha soportado tal como soy, como ni yo mismo me soportaría: mi esposa Jenniffer.  Ella calma los demonios que aún están dentro de mí, y adivinen con qué... con su risita de payasita de circo, me calma y hasta me saca una sonrisa. Esa risa y su cautivadora mirada son el antídoto para el veneno que tengo dentro. Son el sedante que tranquilizan los latidos de mi corazón. Se que ella ha cogido más piques viviendo conmigo, que durante toda su vida, pero ella me soporta. ¿Cómo lo hace? Ni idea.

Ella sabe que debajo de este sapo, hay un príncipe teñido de azul dispuesto a matar por ella. Ella sabe que dentro de este gusano, hay escondida una abeja de buena miel (mariposa suena muy gay).

Si mi esposa Jenniffer no me da todo su apoyo, yo no estaría ahora escribiendo esto. Completo este breve escrito mencionando las deudas que creo nunca podré pagar:

A mi madre, por darme este tamaño ella sola.
A mi hija, por hacer mi vida completa y darme los mejores tormentos de la vida.
A mi amada esposa, por ver que no soy tan malo como parezco y levantarme de mis cenizas.