Hace tanto que no te veo,
que no cumpliré mi gran deseo.
Ese deseo que nunca supiste,
el hijo que no me diste.
Sería nuestro preciado tesoro.
De imaginarlo, ya me enamoro.
Le llamaríamos Gustavo Enrique,
no es necesario que te lo explique.
Soñaba que fuese una hembrita.
Nuestros genes, ¡pura dinamita!
Mientras decidíamos el nombre,
podías parir un hombre.
Como yo, mucha gente soñó despierta,
y una familia nuestra pudo ser perfecta.
Perfecta, aunque suene a una locura.
Tú, yo, y Gustavo Enrique Minaya Ventura.
Ese deseo que nunca supiste,
el hijo que no me diste.
Sería nuestro preciado tesoro.
De imaginarlo, ya me enamoro.
Le llamaríamos Gustavo Enrique,
no es necesario que te lo explique.
Soñaba que fuese una hembrita.
Nuestros genes, ¡pura dinamita!
Mientras decidíamos el nombre,
podías parir un hombre.
Como yo, mucha gente soñó despierta,
y una familia nuestra pudo ser perfecta.
Perfecta, aunque suene a una locura.
Tú, yo, y Gustavo Enrique Minaya Ventura.